La Araucana es un poema épico, publicado en tres partes al fin del siglo XVI, que cuenta de los esfuerzos de los conquistadores para conquistar la región titular (un parte de Chile moderno) y de la resistencia valiente de los indígenas mapuches. Su autor, don Alonso de Ercilla y Zúñiga, luchó por los españoles en ese conflicto desde 1556 hasta 1563. Durante los descansos entre batallas, él compuso algunos versos sobre las hazañas que vio en la guerra, y al volver a España los transformó en una obra completa.
De vez en cuando, él exageró o inventó unos episodios para adornar lugares donde sus experiencias vividas no proveían bastante contenido. Por estas incorporaciones, La Araucana es a menudo llamada la primera obra de literatura compleja creada en el Nuevo Mundo. Sin embargo, su valor no está limitado a esta distinción– merece reconocimiento por derecho propio.
El poema es único por su maestría en incorporar la métrica italiana llamada “octava real”. Cada estrofa de los treinta y siete cantos consiste en ocho versos de once sílabas, conectadas por rimas alternas y cerradas por un pareado elegante. Este logro extraordinario requería una comprensión muy profunda de la lengua y su vocabulario. Además de esta influencia italiana, él también tomó inspiración de los poetas clásicos. Cuando se lee la obra, se puede ver ecos de Virgilio y Homero en las referencias a los dioses y mitos de Grecia y Roma.
La narrativa del poema revela un punto de vista interesante. Ercilla, el narrador, a veces participa en la acción, pero aunque él era español su simpatía no estaba con sus compatriotas sino con sus adversarios, los mapuches. A pesar de su paganismo y barbaridad, Ercilla admiraba a las tribus, declarando que ellos poseían virtudes iguales, hasta superiores, a las de los españoles. De hecho, él los compara a los héroes clásicos– aunque no cristianos, todavía ejemplifican la lealtad, la dignidad y el honor.
Este pasaje, una estrofa del discurso del capitán Colo Colo sobre la necesidad de unidad entre los tribus mapuches, muestra los elementos explicados arriba:
¿Por qué cargos honrosos pretendemos
y ser en opinión grande tenidos,
pues que negar al mundo no podemos
haber sido sujetos y vencidos?
Y en esto averiguarnos no queremos,
estando de españoles oprimidos:
mejor fuera esa furia ejecutalla
contra el fiero enemigo en la batalla.
-Canto II
A fin de cuentas, la pregunta de fondo es: ¿Por qué pasé mi tiempo libre leyendo estas mil páginas de poesía antigua?
Descubrí La Araucana hace unos años mientras leía sobre los idiomas indígenas de las Américas. Recuerdo que en un artículo encontré la declaración de que el mapudungun, la lengua de los mapuches, está entre las únicas cuyo uso había crecido después de la llegada de los españoles. No hice una investigación sostenida en ese momento, pero aprendí suficiente para comprender la situación en general— y para saber del poema. Como aficionado a la literatura y a la historia, yo lo puse atrás en mi mente con la intención de leerlo más tarde.
Y allí estaba sentaba la epopeya, esperando, hasta ahora. Presentada tan buena oportunidad, ¿cómo podía ignorarla? Ella promete batallas épicas, dramas interpersonales, la búsqueda de la libertad… No la pude resistir. Consumí las páginas estrofa a estrofa en mi tiempo libre, leyendo cautivado los sucesos y efectos de la guerra.
Aunque la historia de La Araucana termina con el triunfo español, los mapuches seguían deseando la autonomía. Cinco años después de la muerte de Ercilla, ellos se rebelaron otra vez y ganaron su independencia por dos siglos más.
Por mi parte, he salido de esta experiencia con un mayor aprecio por el valor de la libertad y voy a recordar este clásico para siempre.
Bibliografía:
De Ercilla y Zuñiga, Alonso. La Araucana. 1569. Vol. 1, Madrid, D.M. de Burgos, 1828.
—. La Araucana. 1578. Vol. 2, Madrid, D.M. de Burgos, 1828.
—. La Araucana. 1589. Vol. 3, Paris, Rignoux, 1824.
— La Araucana. Ed. Ilustrada, Madrid, J. Gaspar, 1884.