Teotihuacan es bien conocido por ser declarado por la UNESCO patrimonio de la humanidad. Es el hogar de pirámides enormes y murales bien conservados. Pero es más que un paisaje de estructuras magníficas. Era un centro cultural y político importante de la religión de Mesoamérica. Fue construida en el primer siglo A.C., casi mil años antes de su descubrimiento por los aztecas, quienes quedaron tan impresionados por la ciudad que pensaban que era el lugar donde los dioses crearon el universo. Allí, ellos encontraron estructuras, imágenes, estatuas, y tallas para rendir tributo a los dioses de los teotihuacanos.
La exposición del Museo De Young, Teotihuacan: Ciudad de agua, ciudad de fuego es una colección de artefactos del sitio arqueológico, algunos de los cuales se encontraron muy recientemente y la mayoría de ellos se encontraron hace un siglo. Algunos de estos artefactos nunca han sido vistos por el público antes de esta exposición. Ellos muestran la importancia y la influencia que el aspecto religioso de la antigua ciudad y la religión tenían en las vidas diarias de los residentes de la ciudad.
Para apreciar los artefactos impresionantes de la exposición, necesitas entender la sociedad de los teotihuacanos. Había tres componentes importantes en su sociedad: agricultura, política, y guerra, y todos de estos aspectos eran representados en las formas de tres dioses importantes.
Teotihuacan está ubicado en una zona de clima moderado; como resultado, en la agricultura, sus residentes hicieron sistemas de irrigación y produjeron tres cultivos importantes para su dieta: frijoles, calabazas y maíz. La agricultura era un aspecto muy importante de la vida de los teotihuacanos, entonces rezaban al dios de maíz para asegurar el bienestar de los cultivos.
En la política, los líderes de la sociedad proclamaban sus reclamaciones de poder a través de la figura de la serpiente emplumada (conocida como Quetzalcóatl por los aztecas), la cual los teotihuacanos pensaban que había creado todo el mundo.
Y para la guerra, era necesario afianzar el poder militar de una ciudad grande e importante como Teotihuacan para mantener el libre comercio por rutas comerciales y defenderla. Por esto, los teotihuacanos acudían al dios de la tormenta y también a la serpiente emplumada buscando protección.
Además de estos dioses asociados a las vidas diarias de los residentes, los teotihuacanos pasaron mucho tiempo en la creación de las tres pirámides: del sol, de la luna, y de la serpiente emplumada. Estas estructuras sirvieron como lugares para sacrificios, rituales, y cultos.
La Pirámide del Sol es la más grande de todas y se asocia con el dios del fuego y la autoridad sobrenatural. Una imagen recurrente en la pirámide es el felino, un símbolo de la agresión y el poder, y algunas esculturas de estos jaguares muestran su consumo de corazones humanos, posiblemente asociados con el sacrificio. Muchas esculturas de la Pirámide del Sol estaban hechas con andesita, una roca volcánica.
La Pirámide de la Luna es la segunda más grande, y se asocia con imágenes opuestas a la del sol. Se asocia con imágenes de la luna y la naturaleza. La Pirámide de la Luna está adornada con esculturas ricas hechas de materiales raros, como la obsidiana, el jade, y la diorita, y no hay un dios individual para quien todas de las esculturas y rituales eran ofrecidos. El jade era uno de los materiales más apreciados y raros por los teotihuacanos porque el color verde estaba asociado con la fertilidad y el bienestar de un cultivo muy importante, el maíz. La abundancia de esculturas de jade en el lugar de la pirámide de la luna muestra la importancia de esta estructura.
En 2003, arqueólogos mexicanos accidentalmente descubrieron un túnel que se llama Tlalocan debajo de la pirámide de la serpiente emplumada, donde encontraron más de cincuenta mil objetos que habían sido ofrecidos a dicha serpiente. Directamente sobre el centro de la pirámide, arqueólogos encontraron cuatro figuras de piedra verde el axis mundi, un lugar que los teotihuacanos pensaban que conectaba todos los mundos. Como resultado, estas cuatros figuras sagradas eran de valor incalculable y representaban el comienzo del tiempo para los teotihuacanos. A pesar del tamaño relativamente pequeño en comparación con las otras pirámides, la pirámide de la serpiente emplumada era la más divina de todas.
Además de las pirámides, en la ciudad había barrios, apartamentos, calles, y plazas donde había esculturas de dioses menores y muchos murales en las paredes. En las paredes de los centros del gobierno y plazas importantes, los murales eran más complicados y retrataban imágenes de dioses más poderosos. Muchas esculturas se hicieron de materiales intercambiados de otras civilizaciones, como la cerámica, el pedernal, y las conchas. Estas esculturas retratan las efigies de animales y humanos, así como imágenes de dioses, y se usaban para las decoraciones o rituales.
Teotihuacan era una sociedad magnífica, llena de prosperidad y cultura, pero algo pasó que impactó a la ciudad radicalmente. Historiadores piensan que un fuego enorme, una sequía, o un conflicto bélico importante la destruyó, y alrededor de 550 d.C., empezó la caída de la civilización. Para cuando los aztecas encontraron la ciudad, había sido abandonada. Pero sus esculturas y estructuras viven hoy como símbolo de la civilización próspera que fue. Exposiciones como Teotihuacan, Ciudad de Agua, Ciudad de Fuego muestran que después de dos milenios, todavía tenemos mucho que descubrir de las maravillas del mundo antiguo.
Para entender y aprender más sobre esta civilización antigua, puedes ver esta exposición en el Museo De Young de San Francisco hasta el 11 de febrero, 2018. La historia fascinante de Teotihuacan no está completa sin ver esta exposición, entonces te animo a verla.
Fuentes:
Teotihuacan. ancient-origins.net, 30 Oct. 2014, www.ancientorigins.net/sites/default/files/field/image/Teotihuacan-mexico.jpg.