Para mí, una niña
Mañana, crece— no te vayas hoy.
Quédate un poco más en la cama
de tu niñez. Sueña
con una vida pasada. Sueña
hasta que el sol esté besando
tu cara. La canción
de cuna se reproduce
en el fondo como el
beso de una madre. Tu osito
de peluche te está esperando
en el alféizar. No lo has abrazado
en años. Debajo de la luz
de la tarde, tus rasgos
ya no son los de una niña.
Los años se apropiaron de la suavidad
de tu nariz y tus labios
se están rajando. Niña, todo
va a estar bien. Exhala. Exhala
una vez más. No te vayas hoy.
No te vayas hasta que
el patio de recreo
cerca de tu casa esté polvoriento
porque nadie lo tocó en años. Balancéate
en el columpio hasta que tus pies
estén en el cielo. Toca el piano
en la sala de estar que
no tocaste en muchos años. El polvo
lo cubre como una manta.
Cuando quieras salir, no
te detendré. La ciudad y el mundo
te recibirán con gusto. Afuera,
es mejor que aquí.
En cinco años, te olvidarás
de todo. Tu madre no reconocerá
tu voz; será una extraña por
el teléfono. El chico que amas
será un recuerdo. Vas a ser
una extraña en tu cuerpo. Esta noche,
quédate. Esta noche, mira la luz
de la luna, cómo cuelga en el cielo.