Cuando se imagina una persona latina, por lo general, se imagina alguien católico, o a lo mejor, cristiano. ¿Pero sabías que hay latinos musulames?
En este video, yo entrevisté a Marta Khadija, una mexicana que se convirtió al islam hace más de treinta años y estableció La Asociación Latino-musulmana de América en Los Ángeles. Aquí pueden leer fragmentos de nuestra conversación, cortadas por la comprensión, pero también hay el enlace del video al final si quieren escucharla por completo.
¿Cómo era crecer en México, y cómo era la cultura y la religión de su familia originalmente?
Mira, yo crecí en un hogar católico. Y bueno, soy la última hija de diez hijas, de diez mujeres. Podríamos decir que la persona en la casa que seguía los preceptos del catolicismo era mi mamá. Ella es la que iba a la iglesia, nos mandaba a la iglesia e íbamos los domingos a confesarnos con el sacerdote, a aprender cómo dar información sobre el catolicismo a otros. Mi mamá era la que nos enseñó el catolicismo, cómo seguirlo más que nada. Ella nos dirigía a la iglesia y todas las festividades católicas, tanto que una hermana mía decidió ser monja y ella vivió toda su vida en un convento.
Interesante. ¿Y me imagino que todos alrededor de usted eran católicos también?
Sí, absolutamente, sí. Incluso aquí en Estados Unidos, si tú te encuentras con otro latino en general, no solamente mexicano, tú asumes que esa persona es católica o practica cualquier denominación cristiana, o sea católica, evangélica, etcétera, etcétera. Se asume sólo porque digamos, étnicamente y culturalmente, la comunidad latina tiene esa conexión con el cristianismo.
Es cierto. Entonces, ¿cuál era el motivo de explorar el islam para usted, si en su ambiente todos eran católicos?
Para mí, el tiempo en que yo viví, digamos, muy cerca de mi familia, en el estado de Guerrero, en la ciudad que se llama Iguala, mi círculo era pues pequeño, era de familia, nada más. Todo empezó cuando yo salí de este lugar pequeño y fui a la capital. Antes se llamaba Distrito Federal, ahora se llama la Ciudad de México. Ahí, mi mamá me apoyó en que yo estudiara la preparatoria. En la universidad, terminé la preparatoria y me dediqué a estudiar inglés, en un curso intensivo por tres años desde la preparatoria. Hasta que en una ocasión, el Instituto Británico, donde yo estudiaba inglés, tenía cursos de verano en Inglaterra, pero entonces yo ya estaba al nivel de conversación en inglés y yo me dije, “tengo que ir a Inglaterra, tengo que ir a practicarlo”. Entonces me fui a Inglaterra para un curso de verano. Fue en este curso de verano en el que yo conocí a musulmanes, pero estos musulmanes eran de Brunei. Y no es que me hubiesen hablado del Islam. Lo que yo sentí de ellos fue un una personalidad diferente. Mucho cuidado, mucha atención. Y me gustó ese gran cuidado que tenían hacia mí. Entonces cuando yo me regresé a México, me dieron un libro que se llama “Islam in Focus.” Sus frases realmente me causaron un impacto tan grande que cuando vine a Los Ángeles, investigué donde había una mezquita y traje mi libro. Yo fui un viernes, y me impresionó muchísimo ver la cantidad de hombres rezando. ¿Por qué? Porque en México, mi papá no practicaba nada. Los hombres no iban a la iglesia. Me dije, “Esta religión debe de ser muy poderosa porque los hombres están rezando”. Yo estaba fascinada. Entonces continúe.
¿Cómo empezó La Asociación Latino-musulmana de América?
Mi hijo iba a clases sobre islam en el Centro Islámico en Los Ángles los domingos, y otros padres de familias latinas iban a llevar a sus hijos. Y este grupito, entre nosotros decíamos no, bueno, ¿por qué no aprendemos del Islam en nuestra propia lengua? Y así empezamos en realidad, en la cafetería del Centro Islámico. Conocí a personas que me dijeron, “Mire, vaya al Internet”. Y estaba el Corán en español y empezamos a bajarlo, porque no teníamos dinero para importarlo. Entonces lo copiamos capítulo por capítulo y empezamos a leerlo. Este grupo de latinos musulmanes ha cambiado muchísimo por migración desde entonces. Muchos se van a otra ciudad, o se regresan a su país, y siempre ha sido así.
¿Ha cambiado su relación con la cultura latina después de que se convirtió?
Yo culturalmente soy mexicana. Lo único que ha cambiado en realidad es que rezo más, ayuno más, y pienso que soy una persona que ahora puede apreciar lo que es la belleza de un día, la belleza de la naturaleza, de la paciencia. Hay personas que nos dicen que no podemos tener celebraciones con nuestros familiares durante Navidad, pero consultamos con un erudito en el Islam que dijo que el Islam no es para quitarlo de su familia o separarlo. Al contrario, es ahí que su familia tiene que ver que usted ha cambiado. Entonces ya no hay problema. Cuando he ido a México he asistido a las festividades de Navidad de mi pueblo, donde nací, y me gusta ver a la gente, recordar los tiempos en que viví ahí. Claro, seguimos los preceptos islámicos en cuanto a la comida, no comer puerco o bebidas alcohólicas, pero eso se puede evitar muy fácilmente. Hay en este grupo mexicanos, pero también tenemos de Guatemala, Costa Rica, Paraguay, El Salvador—de toda América Latina. Cada quien se tiene que sentir orgulloso de su país, sí es importante ese concepto.
¿Tiene algún mensaje o recomendación para los que están escuchando, que están tratando de informarse sobre la diversidad que existe entre la comunidad latina?
Algo muy importante que no hemos comentado aquí es que el Islam no es tan foráneo o nuevo a toda América Latina. Si recordamos que en 1492, cuando vinieron los españoles, la gente que vino era no solamente los conquistadores, sino que también trajeron a musulmanes que habían sido expulsados. Los moriscos estuvieron en un gobierno en España por 800 años en la época de Al-Andalus. Y cuando yo descubrí esta parte de la historia que nos han negado, sí nos han negado, porque tenemos mucho en la cultura, no sólo de México, sino de toda América Latina con estas raíces. Objetos musulmanes que se importaron—desde lo que le llaman la conquista—las casas de teja, las fuentes, los jardines. Todo eso se llamó arte mudéjar, y es una herencia musulmana que todavía se vive en México, sin saber de dónde vino eso.
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